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lunes, 4 de abril de 2011

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”


¡Esto es, por falta de cabeza! Esta es la acusación fundamental de Oseas. La nación ignora la ley de Dios. La fornicación y el vino quitaron el buen sentido y el buen juicio.
El reino de Jeroboam II gozaba de prestigio político y prosperidad económica “…. de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos” (8:4); Efraín dijo: Ciertamente he enriquecido, he hallado riquezas para mí; nadie hallará iniquidad en mí, ni pecado en todos mis trabajos (12:8). La evidencia histórica muestra como la época más rica de Israel, debido sobre todo al comercio de aceite de oliva, vino y el trigo, tanto con Egipto como con Asiria.
Fornicación, vino y mosto quitan el juicio (4:11). Su bebida se corrompió; fornicaron sin cesar; sus príncipes amaron lo que avergüenza (4:18). Y no clamaron a mí con su corazón cuando gritaban sobre sus camas; para el trigo y el mosto se congregaron, se rebelaron contra mí (7:14). No te alegres, oh Israel, hasta saltar de gozo como los pueblos, pues has fornicado apartándote de tu Dios; amaste salario de ramera en todas las eras de trigo (9:1). La era y el lagar no los mantendrán, y les fallará el mosto (9:2). Efraín se apacienta de viento, y sigue al solano; mentira y destrucción aumenta continuamente; porque hicieron pacto con los asirios, y el aceite se lleva a Egipto (12:1). 
El mensaje de Oseas es actual para nosotros y nos llama a reflexión ¿Cómo debemos actuar en tiempos de prosperidad? ¿Aun Dios esta llamando a sus siervos para servirle? El Dios de la historia antigua es el Dios que obra en la historia moderna.
Cristobal Churata Q. 
Sirviendo al Maestro en Cusco

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