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lunes, 10 de octubre de 2011

Sin sacrificio no hay bendición


Nuestra primera hijita Cesia E. Churata Berna. Cuando veo esta imagen vienen a mis pensamientos esos años hermosos. Llegábamos a la ciudad del cusco con grandes deseos para comenzar una iglesia, pero con muchas limitaciones y sin experiencia. 
Esas épocas fueron de grandes bendiciones y desafíos. El primer año trabajamos compartiendo el evangelio y la visión que Dios puso en nosotros. Luego pasamos a tener pequeñas reuniones en nuestro pequeño cuartito que alquilamos para vivienda, es así, que logramos caminar por fe en todo momento. 
 
Fueron años de duras pruebas para mi familia. Dios había puesto una visión en nosotros y decidimos obedecerla, pero Él quiso hacernos mejores hijos suyos, preparándonos y probándonos con las necesidades de mi familia. Cesia estaba aprendiendo a caminar y tenia un solo zapatito ¿Por qué solo un par de zapatitos? Teníamos que priorizar la economía en la comida, salud y el alquiler del local para las reuniones de la obra. Yo trabajaba duro y dedicaba mi tiempo libre al estudio de la Palabra de Dios, visitación, predicación, todo para dar nuestros primeros años al nacimiento de la iglesia Bautista Ven-id. Un día me di cuenta que mi hijita no tenia otro par de zapatos y me senté por un momento a pensar ¿Qué clase de padre soy? ¿Cómo es posible que yo permita que a mi hija le falte zapatos? En mis sentimientos encontrados me resondraba a mi mismo lamentando mi situación y condición. En esos momentos me di cuenta que yo estaba lamentando mi condición de ser misionero pensando en cosas materiales que se pueden arreglar y modificar. Tome una hoja de lijar y poco de pegamento para arreglar los zapatitos de Cesia.
Aprendí una gran lección espiritual ¿Qué lección me puede enseñar un par de zapatitos? A Dios le costo el dolor de ver a su Hijo único, derramar su sangre por pecadores como ud. y yo. Pensaba ¿Qué importa un par de zapatitos? Si hay millones de personas que no las tienen, pero igual sigue la vida. Sin embargo hay millones de personas que no tienen la salvación y el regalo más precioso la vida eterna.
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará. (Jn. 12:24)

                 El sacrificio del Señor trajo vida abundante a muchos y salvación a los perdidos. 

Sin sacrificio no hay bendición
                                                                         Cristobal Churata Q.
Sirviendo al Maestro en I.B.VEN-ID

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