Nuestra primera hijita
Cesia E. Churata Berna. Cuando veo esta imagen vienen a mis pensamientos esos
años hermosos. Llegábamos a la ciudad del cusco con grandes deseos para comenzar
una iglesia, pero con muchas limitaciones y sin experiencia.
Esas épocas fueron de grandes bendiciones y desafíos.
El primer año trabajamos compartiendo el evangelio y la visión que Dios puso en
nosotros. Luego pasamos a tener pequeñas reuniones en nuestro pequeño cuartito
que alquilamos para vivienda, es así, que logramos caminar por fe en todo
momento.
Fueron años de duras
pruebas para mi familia. Dios había puesto una visión en nosotros y decidimos
obedecerla, pero Él quiso hacernos mejores hijos suyos, preparándonos y probándonos
con las necesidades de mi familia. Cesia estaba aprendiendo a caminar y tenia
un solo zapatito ¿Por qué solo un par de zapatitos? Teníamos que priorizar la economía
en la comida, salud y el alquiler del local para las reuniones de la obra. Yo trabajaba
duro y dedicaba mi tiempo libre al estudio de la Palabra de Dios, visitación,
predicación, todo para dar nuestros primeros años al nacimiento de la iglesia
Bautista Ven-id. Un día me di cuenta que mi hijita no tenia otro par de zapatos
y me senté por un momento a pensar ¿Qué clase de padre soy? ¿Cómo es posible
que yo permita que a mi hija le falte zapatos? En mis sentimientos encontrados
me resondraba a mi mismo lamentando mi situación y condición. En esos momentos
me di cuenta que yo estaba lamentando mi condición de ser misionero pensando en
cosas materiales que se pueden arreglar y modificar. Tome una hoja de lijar y poco
de pegamento para arreglar los zapatitos de Cesia.
Aprendí una gran lección
espiritual ¿Qué lección me puede enseñar un par de zapatitos? A Dios le costo
el dolor de ver a su Hijo único, derramar su sangre por pecadores como ud. y
yo. Pensaba ¿Qué importa un par de zapatitos? Si hay millones de personas que
no las tienen, pero igual sigue la vida. Sin embargo hay millones de personas
que no tienen la salvación y el regalo más precioso la vida eterna.
De cierto, de
cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda
solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y
el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno
me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si
alguno me sirviere, mi Padre le honrará. (Jn.
12:24)
El sacrificio del Señor
trajo vida abundante a muchos y salvación a los perdidos.
Sin sacrificio no hay bendición
Cristobal Churata Q.
Sirviendo al Maestro en I.B.VEN-ID
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